Cuando lo Imposible comienza a ser Posible

Estos días he experimentado una alegría que hace muchos, muchísimos años no sentía.

Un gozo desbordante que venía profundo de mis entrañas.

Hice el examen teórico para sacar el carnet de conducir y lo aprobé.

Llevo exactamente 18 años queriendo hacer esto, dándole vueltas. He pagado cuatro veces la inscripción a una autoescuela que es el sistema a través del cual en España se accede a este permiso, me he inscrito y nunca había pasado de leer la primera página de los contenidos.

Este año la realidad era desbordante, mi deseo enorme y la sensación de asfixia y de dependencia me impulsaban.

Durante mucho tiempo este tema ha sido un tironeo con mi compañero; claro está que viviendo en una zona rural no tener carnet hace más dificultoso todo y me deja en un lugar de mucha dependencia.

Este año sentía mi fuego pidiéndome este hito, dejar de sentirme frustrada y hacerlo, así que me inscribí en febrero y mi matrícula vencía en septiembre.

A mediados de agosto, con el dragón de mis deseos echándome el aliento en las orejas, comencé a estudiar.

Pude ver los estragos de mi mente antigua y enroscada hacía sobre esta experiencia.

No quería, no podía quedarme mirando ese libro, y tampoco aceptaba consejos de otras formas de encarar el examen.

La vida me trajo un compañero generoso, que me conoce y que me invitó a que estudiemos juntos.

No sólo él sino mi hija se sentaron a mi lado.

Durante unos días primero leímos (y yo notaba mi rabia por dentro por tener que hacer algo que no me apetecía pero que sabía que tenía que hacer), luego empezamos a hacer unos test y luego obró el milagro.

Empecé a COMPRENDER el sentido del examen, la UTILIDAD que tenía en el día a día; mi mente dejó de andar ofuscada y encontró atajos.

Ese cambio lo fue todo: desde la guerra contra lo que no quería hasta transformarme en mi propia aliada para conseguirlo.

Aún así tuve que impulsarme mucho pero ya fui sola.

Mis compañeros me daban aliento desde fuera pero ya mi Fuego estaba a mi Servicio.

Hice muchos test, en algunos aprobaba en otros no, pero unos días antes del examen sentí algo diferente: YA SABÍA que iba a aprobar este examen, no sabía si sería en esta oportunidad o tendría que prepararme mejor para la siguiente, pero ya había rebasado la linea de la insatisfacción, de mis peros, de mis dudas y ya estaba cerca de la línea de meta.

Había ganado a mi mente antigua.

Eso le dio a mi camino un extra de confianza, una sensación de ir acompañada de mi misma a superar algo que durante años me había atrapado en la frustración.

El día del examen pedí claridad y discernimiento a todos los seres que siempre me acompañan.

No estaba nerviosa, tenía un punto de adrenalina, el justo que se necesita para llevarte a algo que nunca has experimentado.

Y aprobé.

De ahí la enorme alegría porque no sólo estoy más cerca de mi propósito de conducir mi coche, sino que he atravesado una de las más grandes barreras que mi mente me ofrece desde hace años.

He ganado un entendimiento gigante.

Veo como mi mente se ofuscaba y lo importante del apoyo y la compañía de otros que con amor y paciencia me mostraron otras posibilidades.

Vi el coach interno de mi marido en acción.

Y vi que todos hacemos coaching en nuestra vida con los seres que amamos porque eso es el coaching:

UN ENTRENAMIENTO, es ir acompañados a un aprendizaje que nos resulta difícil, tedioso y a veces imposible.

Resignifiqué mi labor ya no cómo terapeuta, que ha sido siempre el espacio que más he habitado, sino como coach.

A esto me dedico a diario, a hacer devoluciones que activen una mente más amplia, a impulsar los dones de las personas que vienen a mi, a ofrecer más posibilidades de las que la mente antigua ve y a celebrar los avances.

Así, poquito a poquito, es como la transformación va siendo y aquello que nos condicionaba del pasado desaparece para dar lugar a lo que AQUI Y AHORA SOY.

Ahí es cuando «sanamos». 

Es transformar la experiencia.

Atravesar la mente que habla de lo que éramos y de cómo no hemos podido, de porqué no hemos podido, para ir a la Mente del SI PUEDO, aquí y ahora SI PUEDO.

Sin cambiar la experiencia.

No hay transformación.

Y eso se hace en el territorio.

Y hace falta que TU FUEGO se ponga a tu Servicio.

Aprender a Domar al Dragón.

Bajarlo de la lucha y de la insatisfacción y traerlo a tu vida.

A que con su llama encienda tus células y te lleve tan lejos como siempre has soñado.

Y que cuando celebres se sienta su aliento habitándote, esa alegría de la que te hablaba al principio, ese PODERIO.

Eso sí que es empoderamiento mija/o.

Ahi está nuestro Poder.

Lo Imposible comienza a Ser Posible.

Por tu obra y milagro.

Tú lideras.

¿Vamos?????

.

Con Amor y en Servicio

Andrea

Próxima apertura del Camino de Fuego: para Domar al Dragón y ponerlo al Servicio de tu vida. Escríbeme y conversamos.

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