La violencia vive en Mí

«Violencia es querer hacer prevalecer nuestro deseo sobre el deseo del otro»

Cuando escuché por primera vez esta definición de violencia, me atraganté, me saltó el corazón, hasta se me llenaron los ojos de lágrimas.

Y es que ¡Dios mio! ¡yo soy violenta! ¡yo fui violenta muchas muchas veces! ¡y muy a mi pesar lo seguiré siendo muchas más!

Arte: Mandy kun
Arte: Mandy kun

Esa verdad absoluta que quedó abierta para mi entendimiento me dio vueltas por la cabeza durante días. Y empecé a mirar mis actos, a leer sobre violencias, a escuchar y a darme cuenta de que todos somos violentos, que todos tenemos una dosis enorme de enojo en nuestro interior. 

¿Y cómo no vamos a estar enojados? Si hemos sido niños no escuchados, si no hemos sido importantes, si no nos han respetado, si nos han hecho callar, nos han golpeado, nos han despreciado no una sino mil veces en nuestra infancia. 

¿O acaso hemos tenido una infancia maravillosa?

Puede ser, pero habrá que detectar cuántas veces hemos sido manipulados, despreciados por los actos que no agradaban a los demás, no aceptados por no cumplir con las expectativas de nuestros padres, cuántas veces hemos sentido que nunca es suficiente, que hagamos lo que hagamos nunca nos mirarán. 

Y así estamos, aunque muchas veces digamos que estamos bien.

ES DIFÍCIL ACEPTAR QUE SOMOS VIOLENTOS

Es difícil porque está mal ser violento, es muy sombrío, los violentos son los malos, son ellos, están afuera.  

No, nosotros no; nosotros somos seres que amamos a los niños,  a la naturaleza, nos gusta escalar, ir por los senderos, nos gusta ir de cañas con los amigos, amamos la música, la belleza, militamos en algún grupo pacífico, comemos comida ecológica (o no), deseamos que la guerra acabe, nos entristecemos con las niñas de África. No, nosotros no peleamos, no gritamos. 

Es difícil aceptar que somos violentos. 

Es difícil porque nuestra violencia está guardada, por que está escondida, porque la hemos mantenido oculta, lejos de nuestra propia mirada y consciencia. 

Pero ahi está… agazapada, esperando el momento adecuado para salir. 

  • Cuando nuestra pareja nos dice que no tiene ganas de ir a la casa de nuestros padres y nosotros le convencemos.

  • Cuando movemos el mundo para que se acomode a nuestras limitaciones personales.

  • Cuando manipulamos la realidad para que encaje con lo que sentimos y hacemos.

Pero cuando aparece de manera profunda, fuerte, inesperada, como un monstruo interior que desconocíamos es cuando nuestro hijo hace “esas cosas tan terribles”

Y entonces gritamos

entonces saltamos a tomarlo por la camiseta

entonces saltamos a darle una palmada….

y seguimos….

Claro que somos violentos, el asunto está en empezar a aceptarlo para dejar de pensar que somos seres pacíficos y que son ellos, los de afuera,  los que nos sacan de nuestras casillas.

La violencia vive en mí, como vive en ti. Por eso todos los días intento detectar mis violencias escondidas para mirarlas, sacarlas, entenderlas y aceptarlas y así por fin NO TENER QUE USARLAS.

 

Andrea Díaz Alderete

Consciencia Madre

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5 comentarios en «La violencia vive en Mí»

  1. Dios mío !!! qué verdad y qué, pero qué difícil. Lo vivo todos los días…. tomar consciencia antes de cada acto así como dejarse llevar son muy agotadores! termino el día sin fuerzas…

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    • Hola Paola, puede ser mucho más sencillo. Cuando operamos sólo desde la voluntad sin conocer los mecanismos que nos desatan que nos activan los automçaticos, sin entender, el camino siempre es como una dieta: empiezo el lunes sin gritar y el viernes ya estoy de nuevo gritando. Es fundamental andar el caminito de entender por qué para poder ir haciendo uno nuevo donde los automáticos vayan cambiando, seamos conscientes de cuando aparecen y podamos apagarlos…
      Ese agotamiento es fruto del personaje que te has puesto seguramente…habría que conocerlo.
      Abrazos y gracias por comentar!

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  2. Muy acertada reflexión sobre la violencia que late en nuestro interior. Conviene empezar por mirar en nosotros mismos. Ojalá se tuviera esto en cuenta todos los días antes de comenzar el día. Pero la sociedad recibe mensajes por todos lados en contra del apaciguamiento, incluso de manera subliminal se fomenta y promociona la violencia de forma sutil. No obstante la violencia como agresividad hacia los otros es un síntoma de la enorme crisis moral y religiosa, así como de la evidente insatisfacción y frustración en que nos sume el Estado del Bienestar. La violencia es la respuesta a algo por algo, y, aunque el deseo trata de prevalecer sobre el otro, este es al fin de al cabo uno más de sus numerosos matices. Otras veces, es fruto de la impotencia personal; otras, del temor o la incertidumbre. De hecho, la fuente primaria es el miedo. Y recordando a Marco Tulio Cicerón en sus Epístolas selectas, afirma con exquisita agudeza: »Y aquel a quien muchos temen, de necesidad ha de temer a muchos». Gracias. Un saludo de alguien que pasaba por aquí.

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    • Hola Alex, gracias por que al pasar por aquí has contribuído a generar más reflexión.

      La insatisfacción y la frustración son lugares primarios, antiguos, infantiles.

      Ahora las reutilizamos, y tenemos millones de lugares donde ejercer nuestra violencia fruto de esas carencias.

      La clave, en m humilde opinión es descubrir el origen del miedo, mirar y entender qué nos ha convertido en violentos (activos o sutiles) para dejar nuestros lugares históricos de lucha (lucha exterior e interior). Abrazo grande!!

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