Esta mañana lo comprendí, con honda emoción por fin lo sentí.
Desde siempre he sabido que mi hija me guía.
Siempre lo he sabido y por ello confío en los retos que nos trae.
Me lleva a lugares impensables e imposibles para mi pequeña mente antigua.
Me sorprende, me invita a ver qué soy algo mucho más grande que lo que creía.
Así paso a paso me he ido descubriendo.
Ayer en el círculo sagrado de mujeres me abrí completa.
Fue eso exactamente.
Sentí la fuerza de mi Ser saliendo con potencia amorosa.
Sentí el amor enorme de las mujeres que ahí estábamos.
Las trampas de la mente.
Y el dolor de enfrentar toda la mierda y volver a mirar y tratar de encontrarnos…por acompañar a nuestros hijos.
Y esta mañana lo entendí
TODAS LAS RELACIONES NOS SANAN.
El otro al frente nos invita a reconocer un pedazo oculto de nosotros que no vemos. Nos invita a brillar.
Pero no hay ninguna relación como la de una madre y su hijo.
No te libras.
No puedes decir «dejo a este» (como dejarías a un novio, a una amiga, a un marido incluso a tu madre incluso si lo dejas nunca deja de acompañarte el dolor por esa pérdida.
No te deja.
Así que es ESE AMOR enorme que sientes por él
Ese amor gigante y el deseo de AYUDARLE Y ACOMPAÑARLE el que te obliga, el que te pone una y otra vez de frente a tus verdades ocultas, el que te muestra de nuevo que estás escondida y que todavía no te animas a salir.
Es el amor de las madres (y de los padres) el que nos lleva a sanarnos.
Nuestros hijos nos invitan a sanar.
Y sanar no es nada más que revelar la Poderosa Luz que Somos.
No estamos Heridos, estamos completos, sólo tapados, escondidos, encogidos, agazapados, dormidos a veces narcotizados.
Y es el amor enorme que sentimos por Ellos lo que no nos deja escapar.
Hija de mi corazón cuanto ¡cuánto te amo!!!!!!!
Gracias por guiarme con tu amor a ser más luz,
A brillar
Gracias hermosa mía
Sol brillante
Fuego divino
Intensidad preciosa
Fuerza amorosa
Dulzura infinita
Mente que vuela
Te amo ser bello
Te amo
Y ahora también
Me amo.
Andrea Diaz Alderete
Consciencia Madre
27 de Octubre de 2017
Ilustración: Te fiti. La gran Madre Tierra de la película Vaiana. El corazón de esta Madre poderosa es robado y ella se transforma en un gran demonio de Lava llamado Te-Ka, la tierra sin corazón empieza a morir de a poco. Te Ka (la sombra de Te fiti) lucha sin compasión para que su corazón no sea revelado, para que su luz no vuelva. Pero finalmente Te fiti renace ante el amor de su propio corazón. Todo se nutre. Todo se integra. La bestia se apacigua.