Contemplación
Esa palabra me venía hoy
Estaba sentada desayunando y mirando los pajaritos en el tejado.
Pensaba en que entre los 17 y los 37 años casi no he tenido tiempo para detenerme a contemplar nada.
Que el nacimiento de nuestra hija a mis 37 años abrió un abismo en mi existencia.
Un lugar nuevo desde donde mirar el mundo desde la posición de un bebé.
Un tiempo sin tiempo y sin relojes.
Un tiempo donde sentir la noche respirándome en la oreja.
Donde dormir al ritmo de los movimientos de un ser pequeño y vulnerable.
De pronto al final del embarazo descubrí que existía la vida por las mañanas.
Me había pasado la existencia trabajando y estudiando todas las mañanas de lunes a viernes, incluso algunos fines de semana en mis peores épocas donde la ciencia (o mi ego) me hacían creer que tenía algo importante que hacer en esos días de clausura.
De pronto las mañanas aparecieron.
De pronto el patio de esa casa del año 2011 me ofreció la sombra para el te y la lectura.
De pronto el parque de enfrente fue el refugio para mis largas caminatas.
Y de pronto mi hijita me trajo la magia del no-tiempo.
La magia del no importa nada.
Sólo importas vos hija.
Sólo importa este pecho mío que se parte si te dejo.
Sólo importa este cuerpecito que no se desprende de la teta.
Y luego la presencia.
La mirada de un niño a lo que le sucede en cada momento.
Jamás he observado tanto sin intervenir.
Jamás he estado tan presente en un proceso como en el crecimiento de esta niña.
He aprendido a ver y sentir en mi todo lo que le pasaba a ella y a mi misma.
Me he hecho presente en mi propia vida.
Así que hoy mirando a un pajarito posarse en el tejado me he dado cuenta de la cantidad de información que nos regala la vida en cada paso sólo si nos detenemos a escuchar y a mirar con ojos limpios.
Y si, la vida nos invita a tomar los regalos que nos trae.
Así que hoy.
Domingo taurino,
Sin culpa y sin drama,
Descanso y contemplo.
Recuerdo mis carreras sin respiro…
Y agradezco poder detenerme con un libro y descansar.
Contemplar la naturaleza y escuchar sus secretos en mi cabeza.Y sentir el latido de mi corazón tomando mate con la niña escribiendo a un lado abriendo su Géminis a toda prisa.
Andrea Díaz Alderete
Consciencia Madre