Con un Ramo De Amapolas

 

Con un ramo de amapolas y margaritas recién cortado del campo me recibieron.
Con un ramo y cuatro brazos.
Un cuerpo chiquito salto a pegarse al mío y mi alma volvió a mi.
Unos brazos fuertes me sostuvieron y sentí el hogar.

En casa.
Atenta a lo que sucede en mi tierra de origen.

 

Me ha sucedido algo el miércoles.
La despedida me resultó muy dolorosa.
Tremenda diría yo.
Dejar a mi mamá fue tan duro como hace 10 días dejar a mi hija.
Se ha reactivado la fusión con mi madre y amo que así sea.
Dejar a mi padre después de miles de besos y abrazos.

Escuchar sus palabras pidiendo regreso y asegurarle que así será.
Dejar sus manos y recordarle que su propia madre le cuida y que la invoque.
Diciéndole que lo llevo en mi corazón y que estamos conectados

Que cuando sienta que me necesitas mire su corazón que ahí estaré…

 

Todo eso tan bello que pasó en estos días.
Sentí a mi padre recuperando la certeza de que ES AMADO.

Jamás había visto a un hombre cuidar de la manera en que cuida mi hermano, excepto a mi marido.
Ahí comprendí que en esta cuna se tejió la posibilidad de elegir ser amada por un hombre amoroso, vulnerable, sensible y fuerte, capaz de cuidar de la forma más exquisita y de tomar su fuerza y proteger a su familia cuando hace falta.
Gracias a esta cuna por permitirme ver estos hombres para luego poder elegir el mío.

 

Sin embargo a mi el miércoles se me coló la tristeza.
Me invadieron los pensamientos de separación.
Con la partida que me activó un dolor muy profundo.
Eso dio lugar al miedo.
Me desconecté.
Y desconectada entré varias veces en pánico ayer.

 

Y en pánico no puedo acompañar, estoy fuera de mi intentando Hacer cosas cuando en realidad sólo necesito Ser.
Acompañando es que voy tejiendo una «autopista de confianza»; así es como le he llamado.
Una autopista donde se van subiendo todas las personas que pueden desde su servicio acompañar con amor inteligencia y profesionalidad la condición de mi padre.
Así había sido.
Tejiendo y tejiendo la confianza es que había ido saliendo todo bien.

 

Ayer se coló entre los hilos del amor, la confianza y el sostén, un hilo nuevo que fue el miedo.
Y cuando se teje con miedo, la autopista tiene baches. Agujeros por donde uno se cae.

Así he pasado dos días.
Hasta anoche en que pude en brazos de mi marido ordenar, hablar, sentir y simplemente volver a mí.
Volver a tejer con amor y confianza.
Para que se vayan uniendo a este tejido todo los seres que puedan ayudar a mi padre en su camino.
El que él elija.
Que no tiene nada que ver con los deseos de nadie, ni la esperanza siquiera.
Que le acompañen a su camino cualquiera sea el atajo que tome.

Sigo acompañando cómo mejor sé.
Sigo tejiendo mirando las flores.
Con velas encendidas.
Con altar y cartas recordándome que el camino es siempre hacia adentro.

Buenos días desde la sierra bella de Madrid

 

 

Andrea Diaz Alderete

Consciencia Madre

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