(De a una conversación con una mamá amiga esta mañana)
Para mi, sólo para mí, el espacio más importante a acompañar en un niño es el espacio donde se siente Seguro, Amparado y Comprendido.
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Sobre todas las cosas me ocupo del ámbito emocional de mi hija.
De traducirle lo que pasa, de cómo mucho de su malestar no proviene de sólo de lo que ocurre sino también de sus pensamientos.
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Le hablo de lo que siente, de por qué se ha sentido así.
Le ayudo a canalizar sus emociones y a darse cuenta cómo la impactan y qué puede hacer con ello.
Me ocupo de atender su espacio de encuentro con mi cuerpo, de compartir tiempo en común aunque sean unos momentos pequeños al día porque usa mucho de su tiempo con sus amigos.
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Esa es para mí la parte Importante de su Crianza.
Para mí.
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Por eso no me importa si ve la tele.
Siempre y cuando la tele no sea una compulsión ni sea desconectiva.
De hecho sé que no es desconectiva porque jamás prefiere la tele a una actividad compartida con nosotros o con otros niños.
Y eso es todo un dato.
No la usa, la disfruta, como disfruta leer sus libros, pintar, jugar con plastilinas, correr en el campo, saltar por el arroyo, jugar a las muñecas, al fútbol o escribir.
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Pero si sé que si en algún momento se engancha, tiene que ver con algo que sucede.
Lo que no soy capaz es de quitar la tele de casa.
Por que A MI m gusta. Y no quiero quitarla.
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Respecto a sus alimentos.
Me encantaría que comiésemos sin gluten. Pero es algo de lo que yo Aún no me he podido hacer cargo.
Así que huelga decir que si yo no puedo incorporar algo en mi vida dificilmente pueda pedírselo a ella.
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Y aquí viene la parte dura de este asunto.
Las imposiciones desde afuera, desde la crianza respetuosa y el acompañamiento saludable a los niños pueden generar espacios de muchísima rigidez.
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Ayer lo escribía en otro artículo.
Hay una delgada línea entre la rigidez extrema de una madre que NO PERMITE juguetes X/pantallas/gluten/azúcaresy una madre que además de no ofrecerlos puede acompañar con amor y presencia a sus hijos.
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No es un lugar al que yo haya llegado así que poco puede decir de eso.
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Pero lo que si veo, cada día, es familias que no pueden hacerse cargo del espacio emocional/seguro de un niño, ni acompañarle y refugian su crianza en los paradigmas estrechos de lo que se Debe y no Se Debe.
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Creo que estamos ya para romper con muchas de estas ideas.
Hoy estoy aprendiendo sobre dieta cetogénica. Una idea se cae sobre los carbohidratos en mi vida. Sobre la carne. Y esa idea es la que me ha sostenido durante años.
Es de esperar que esta idea caiga dentro de poco tiempo también.
Podemos movernos confiando en que en cada momento si el espacio de seguridad interna esta acompañado, nuestro hijos irán encontrando su bienestar sin refugiarse en lugares que les generen compulsión o daño.
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Como veis, hay una delgada línea. Siempre es así.
Por eso es vital cuestionarnos.
Por eso se puede usar todo cuando así se requiera, siempre y cuando el espacio amoroso de SER MADRE esté presente.
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No nos refugiemos ni en el:
«Sin tele todo es mejor» (o sin gluten, o sin azúcar)
ni en el
«Con tele descuidamos a los niños»
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Porque la forma más amorosa de cuidar (para mí y puede ser diferente para tí) no está en lo práctico que se ve afuera.Está en un adentro sostenedor que el niño construye cada día, un espacio de autoestima profunda, de saberse amado, de saberse cuidado y amparado, para poder de a poco cuidarse el, amarse él y ampararse él.
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Y eso no lo dan ni los alimentos ni las pantallas ni los juguetes respetuosos ni los espacios preparados.
Que sin duda son buenísimos para nuestros hijos, pero que si son sitios de rigidez dejan de ser tan buenos para transformarse en barreras que nos separan de ellos.
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Siempre hay un camino alternativo.
Y para mi, solo para mí, lo único y más sublime es el encuentro con mi hija Sea Donde Sea
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Andrea Diaz Alderete
www.conscienciamadre.com
Te acompaño a ser la Madre que tú hijo necesita y la que Tu deseas dejar emerger de tu espacio más auténtico.
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