Este pasado mes de abril ha sido Intensísisisisimo.
Para mi el mensaje siempre es el mismo.
Detenerme, mirarme y mirar a mi compañero, mirar a mi hija que me espera
ansiosa.
Y a veces es tan difícil para ella encontrarme.
A veces los días pasan y nos separamos.
Parece que nuestros dedos y corazones no pueden rozarse siquiera.
Es como si yo me blindase y fuera imposible llegarme adentro.
Ha sido doloroso para mi pero mucho más doloroso para ella.
Me ha dolido verme en algunos momentos más seria que nunca, a veces mandona
o controlando.
Y es que el cansancio hace mella.
Mi hija ha llorado desconsoladamente cuando le he levantado la voz.
Ha sido suficiente para ella para romper nuestro hechizo de amor,
para mostrarme con énfasis que algo no estaba bien en mi.
Y yo no he tardado nada en correr a su lado y abrazarla con toda mi fuerza,
llorar sobre sus mejillas enrojecidas y pedirle disculpas.
Me ha dolido y he entendido tanto dolor guardado en mi corazón.
Lo he entendido todo gracias a este ser maravilloso que todo me lo muestra.
Pero ha sido duro, y aún no ha terminado.
Tantos días te pierdes, tantos tardas en volver.
Así que ahí voy caminando a paso calmo, pero segura de querer ir su encuentro.
Te amo hija, gracias por mostrarme el camino...
Andrea Diaz Alderete
Consciencia Madre