Cuando un niño nace podemos maternar en la medida de nuestra disponibilidad, y CASI NUNCA podemos ver al niño como lo que es, un SER que viene a desplegar SU potencial. Desde nuestras carencias lo que hacemos es nombrarle como buenos o malos, e inmediatamente una parte importante de ellos escapa a su consciencia y empieza a ser reprimida.
¡Ay cómo me gusta que acomodes tus juguetes! ¡ ay que niña tan obediente! ¡ ay que hermoso es verte ahi sentada tranquila! Qué reconfortante para la niña que somos, pero además que castrante. Por que todas nuestras necesidades, nuestros deseos de gritar, patalear, a veces pintar las paredes, explorar, disfrutar se quedan recluídas en un lugar interno oscuro….casi para siempre.
En algunos casos extremos, hemos tenido además una mamá muy dura, criada a su vez por una abuela cruel que ha rechazado profundamente lo que mama era (lo que mama le traía de su propia sombra) y mamá ha tenido que ocultar con profundo dolor todo lo que a la abuela no le ha gustado de ella.
Mamá no solo lo ha ocultado sino que lo ha RECHAZADO profundamente, con tezón: «no quiero ser eso, no quiero que esto sea parte de mi».
En muchos casos tiene que ver con el aspecto físico. Abuela gordita, mamá que lucha toda su vida por no serlo porque la abuela odia la gordura y no sabe más que hablar de ella. Mamá siente que gorda no será amada, se ve a los 10 años fea si tiene un rollito, y se desprecia y se pone a dieta hasta lograr ser lo que ha pensado siempre que su madre quiere que ella sea. Y se siente satisfecha (y amada) con ese logro; pasa los siguientes 25 años cuidando su peso y despreciando interna y externamente la gordura. Es un logro no haber sido gorda como la abuela, se siente satisfecha de ello, es más se siente princesa. En la sombra entonces se ha quedado todo el rechazo que ha sentido por esa imagen de si misma ante mamá. «De esa parte que mamá ha rechazado y que ella aprende a rechazar»
Años después esta mama tiene una hija, Que como buena hija de una madre con carencias empieza a mostrarle por muchos lugares diferentes lo que ella no ve de si misma. Esta niña además llena sus vacíos con comida, y la madre desespera. Ahora mamá nombra que come, que va a engordar, que va a ser fea y gorda.
Esta madre VE REPRESENTADA EN SU HIJA LA IMAGEN DE LA NIÑA QUE HA TENIDO QUE OCULTAR.
Eso le causa un profundísimo rechazo hacia la niña. Es ciego, no sabe por qué ocurre. Se acomoda a mil discursos (no la van a querer, la van a despreciar, la van a humillar, va a enfermar, en la familia hay mucha diabetes, etc). Pero lo que la hija SI SIENTE es que LA RECHAZAN. Rechazan una parte de lo que es, que además es consecuencia de las carencias de su madre por no acompañarla en sus necesidades. Pero siente el rechazo con fuerza. Y además ahi se acomoda. La miran por ser gorda por no ser cómo mama quiere que sea, y ahi se queda un buen tiempo. Guarda dentro suyo también todas sus necesidades en torno a la belleza física, hasta el anhelo de ser princesa.
¿Veis que en el centro del foco no está la niña que ahora sufre comiendo? Siempre es mamá sufriendo (su propia niña interior pidiendo atención) porque la niña come, porque no baja de peso, porque nadie la va a querer, preocupada por su salud. Pero lo que la niña siente nadie lo sabe. Mamá en el centro del foco.
Esta historia es MI historia. Yo soy la hija de esa mamá que se ha pasado toda la vida en oposición a la gordura. Soy la niña que mamá ha rechazado y despreciado por no poder ver esa parte tan rechazada de si misma. Por supuesto mi peso ha sido un problema toda la vida. Pero ahora más que nunca lo he podido ver.
Y veo también claramente que también he ido yo despreciando eso de mi misma cercano a la gordura. Que no he podido todavía amarme al completo, que hay un pulso de desprecio por algunas partes de mi. Y qué bueno ha sido verlo, qué inmenso para mi, porque ahora estoy más cerca que nunca de AMARME.
Dos cosas han pasado al descubrir este mecanismo.
Lo primero ha sido sentir profundamente el dolor de haber sido rechazada con tanta fuerza. Me ha atravesado me ha cortado en dos, me ha removido. Pero ha durado 5 minutos y se ha liberado.
Y por otra parte he entendido el dolor de mi propia madre. He podido verla niña sufriendo y teniendo que guardar en su sombra todo lo que la abuela rechazaba de si misma. Y la he perdonado.
No me preguntéis cómo pero ha sucedido. No sé como se llame pero he comprendido y he sanado una gran parte de mi. Hoy amo más a mi madre porque he visto que sin consciencia era imposible que me amara tal como soy. Y le perdono el ser humana y su rechazo.
Hoy estoy igual de gordita que ayer y quizás nunca sea una mujer delgada. Pero no hace falta. Mi propósito es amar cada parte de mi SER de ahora en más. Amarme, amarme, compadecerme de mi en cada momento en que me juzgue frente al espejo. Perdonarme.
Y lo más lindo…tengo un tesoro. Ahora he comprendido, y podré ver que si mi hija un día come demasiados dulces y un pensamiento se me cuela escondido (esta chiquita va a engordar) es sólo un resabio de mi niña triste aún, deseando ser aceptada.
Ese día en que mi hija tenga llene sus carencias con comida, estaré atenta a entender dónde me he ido, cuándo nos hemos desconectado, qué ha pasado e intentaré volver.
Hoy me siento más plena que nunca. Me amo más y amo más a mi madre. Y tengo los ojos un poquito más abiertos para mirar a mi hija.
Un regalo que he recibido a través de los ojos y las sensaciones de algunas mamás que participan en nuestros espacios Consciencia Madre. Gracias a todas ellas por mostrarme tanto, por ser guías en mi camino. Por ayudarme a entender.
Hoy le envío mi amor a todas las niñas internas rechazadas que esperan ser abrazadas y amadas incondicionalmente por nosotras.
Profundamente agradecida y emocionada
Andrea Diaz Alderete
Consciencia Madre
Voy a intentar escribir algunos ejemplos de rechazo en los próximos artículos. Niñas nombradas malas que rechazan a sus hijos cuando se comportan como ellas se comportaron en infancia. Niñas buenas que después de un recorrido rechazan lo que su madre amo de ellas y ahora no soportan verlo en sus hijos, etc.
10 comentarios en «El rechazo a lo que nuestro hijo ES»
Hermosa toma de consciencia.
Abrazo Iraima!!!!
Ay Andrea, me ha conmovido mucho tu artículo, sé de dónde salió y siento esto muy mío también. Que profundo lo que leo y recuerdo lo que sentí también ese día, que agradezco que plasmaras aquí porque me ayuda a recordar ese profundo dolor que se produce cuando rechazo a una parte de mis hijos. Aún para sanarlo aquí, lo volveré a leer para no olvidar. Gracias, gracias, gracias!!!
Gracias a ti querida Carmen, por tu enorme apertura, por traerme con tu sinceridad, con tu búsqueda y descubrimientos una parte tan mia.
Un abrazo desde mi centro al tuyo.
Con todo mi amor
Andrea
Andrea… Ahhhhhhh siento tu tremenda liberación!!!! Me emociona. Gracias por compartirlo y ayudar a otros a tomar conciencia. Te mando un gran abrazo.
Recibo un abrazo con el corazón abierto.
Enorme camino este, y cada día más hermoso. El dolor me va mostrando lo que se ocultó desde siempre.
Compañera, todo mi amor para vos.
Andrea