La tierra es la energía que sostiene proyectos.
Es la que nutre y es capaz de enraizar nuestros deseos para convertirlos, con ayuda del fuego, en una realidad tangible (Tierra Afuera)
La energía de la tierra es como la tierra misma.
Un lugar donde hemos de depositar nuestras semillas para que se nutran, y tomen de allí, de ese espacio húmedo y sostenedor lo que necesitan para germinar. Luego con la fuerza del fuego, esa semilla se rompe para empezar a proyectarse hacia afuera. (¡¡Pura Biología!!!)
Han interaccionado
1) un deseo: la semilla (fuego)
2) la energía que la sostiene: nuestra nutrición (tierra adentro)
3) la emoción de nuestro río interno que baña esa tierra y la hace fértil (agua)
3) la fuerza para proyectarse: la acción consciente (tierra afuera y fuego)
Cuatro ingredientes indispensables para que lo que Hacemos sea un lugar de Disfrute.
De igual modo, en nuestra vida la Tierra es el sostén y el ancla.
Es la nutrición que mantiene en germinación nuestros proyectos.
Es la energía que arropa, que protege, que cuida con primoroso encanto a la semillita que está creciendo dentro nuestro.
Y esa semilla puede ser: un proyecto, un hijo, nuestra propia vida.
En este mundo donde todo lo hemos ido acomodando,
la energía de la tierra es algo que se EXIGE
y cuando no se logra SE CASTIGA.
«Hay que ser disciplinado”, “sin sacrificio nada se logra”, “si no estudias no llegas”, “hay que trabajar a destajo”.
Imposición, lucha, agotamiento al máximo.
Lecturas de Tierras Secas Heredadas que cargan y cargan para sostener deseos ajenos (¿cómo ha estado tu espalda en los últimos años?).
Si hay algo que un hijo recibe es el impulso a ser Tierra cargando (sacrificarse, esforzarse) y Aire (pensar ser brillante, ser «inteligente»).
Si hay algo que los padres tapan es el Fuego: fuerza vital, enojos, sexualidad, autoafirmación; y el Agua: mundo emocional, sensibilidad, llantos y vulnerabilidad.
La Tierra y el Aire tapan el Fuego y el Agua en esta Sociedad
Los padres exigen a los que hijos que pongan tierra en sus propios anhelos inconclusos, en sus propios fracasos previos, en sus propios sueños no cumplidos, en sus propios caminos de éxito ya explorados.
Todo de ellos.
Y no digo que no haya una buena intención. Por supuesto que la hay, aunque en formato disciplina; ni escuchar, ni ver ni sentir lo que el hijo desea ni tampoco de acompañarle a hacer germinar dentro sus propias semillas.
Acompañar ese despliegue sin miedo, sin restricciones por la propia historia son historias de Tierra acompañadas por padres conscientes de sus propias limitaciones que permiten a sus hijos SER Tierra a SU manera.
No conozco ningún adulto con una historia como esta.
Lo que si veo es:
- Hijos cargando deseos de padres (¡¡cuanto me sacrifico para que tú estudies!!).
- Hijos cargando deseos que creen propios; tanto tiempo atendiendo el deseo de la madre que no saben cuál es el suyo (¡Sí mama, te obedezco! ¡sí me hace calor pero sigo abrigado! ¡sí tengo hambre pero espero a la hora de comer! No quiero ir a la escuela pero voy). Años de deseo entregado terminan tapando el propio deseo.
Muchos de estos niños son hoy adultos con trabajos aburridos que les hacen sentir profundamente desconectados, o peor que ni sienten que están desconectados; hasta el cuestionamiento se les ha borrado.
Muchos de estas niñas son ahora madres que cargan bajo el sentido extremo del sacrificio maternidades de esfuerzo. Sosteniendo desde el mandato heredado.
Maternidades por mandato, sin nutrición, solo el cuerpo. Sin presencia. ¡¡¡¡Y qué doloroso es!!!
Cuanta energía perdida.
Yo estudié Bioquímica, carrera elegida por mí (sin registro de deseo, pero obediente y exigida). Sostenida con la fuerza vital que tenía disponible que era enorme para estudiar algo que realmente no disfrutaba. Aburrida. Muchas veces sintiendo que era indisciplinada por no hincar los codos lo suficiente. Queriendo volar y no sabiendo donde.
Durante 13 años no hice más que aprender, avanzar y hacerme experta en cosas. Y lo hice todo muy bien. Llegó a encantarme; y doy las gracias todo lo que me ha traído ese camino. Viajes, amigos por el mundo, un compañero de vida, y hasta la semilla más sagrada que sigo cuidando, mi hijita.
Pero lo que siento cuando acompaño a alguien o cuando sostengo un espacio compartido…
Cuando veo la luz de los ojos de una persona que se ha descubierto…
Cuando puedo amar al ser que tengo al frente cuando por fin se encuentra con su dolor…
Cuando puedo reírme a carcajadas en medio de una consulta…
Eso es magia pura
Y SÉ que para esto he nacido
Aquí está mi potencial
Y he tenido que ser yo la que reconozca esto que soy y ponga a nutrir con mi Tierra, mi propio deseo, y a ponerle la fuerza a esta semilla para que germine. Escribiendo estas líneas es que también lo hago.
Por fin a los 43 años soy Tierra fértil que sostiene SUS deseos.
Que ama
Y que disfruta
Ya no importa si alguien de afuera puede reconocerlo o no.
¡Lo reconozco yo y me encanta!
Al buscar una imagen para este post, me vinieron a la memoria mil recuerdos de la Facultad de Bioquímica de Tucumán y tantos amigos que allí he sembrado y cuyo amor sigue germinando y nutriendo mi vida.
Mi cálido homenaje a esa casa que me dio tanto tanto y
A MIS PADRES POR BRINDARME LA TIERRA EN LA QUE ELLOS CREYERON y que yo hoy puedo utilizar como trampolín para SER MI PROPIA TIERRA y Germinar MIS PROPIAS SEMILLAS.
Andrea Díaz Alderete
Consciencia Madre
Revisado 5 de Febrero de 2018
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Me encanta inspirarte, sólo te pido que por respeto al amor y energía invertidos en este deseo materializado menciones su fuente.
Gracias