Acabo de cerrar una esas consultas que le dan significado a mi Servicio.
Nuevamente ha obrado la magia.
La magia de una madre que se hace presente en la vida de su hija.
Esta niña tan bella, está niña naranja del color del atardecer, que lleva tiempo sin poder asentarse del todo en la tierra.
Que lleva tiempo usando su energía para sostenerse y todavía no había podido moverse con soltura.
Esa madre que ha llorado aquí sin saber cómo acompañarla.
Y que se ha decidido a seguir a su corazón
Y que sobre todo ha roto muchas muchas de sus propias barreras.
Esa madre hoy me ha dicho:
«Algo ha cambiado
No sé cómo explicarlo
La niña ha cambiado
Es como si se hubiera corporalizado
Era etérea
Yo sentía que era muy delgada casi etérea
Y ahora tiene algo más.
Cómo peso sin haber ganado peso …»
Le pedí que me dijera palabras que le venían al pensar en este fenómeno.
Estas son las que nombró:
Cuerpo
Densidad
Volumen
Presencia
Esta niña siente que el mundo es más seguro.
Más seguro desde que Siente a su Madre
Desde que su madre se ha decidido a verla.
A verse también a través de ella.
Ese halo de ser invisible que pide habitar el cuerpo.
Ese aire/agua que pide ser tierra.
Apoyar los pies.
Caminar con raíz.
Tener Madre.
Se me ha ahogado el pecho al decirle
Es que ahora
ERES MADRE.
He visto su cara.
He sentido todo su cuerpo.
He sentido su corazón abierto.
Y también el mío al reconocerme también Madre.
No puedo explicarles la emoción que siento.
He sentido que todo tiene sentido.
Y me entrego a mí servicio con convicción y agradecimiento.
Sabiendo que cada mundo es posible de cambiar
Desde adentro.
Las madres somos tan poderosas
Tan tan poderosas
Y no lo sabemos.
Vamos nomás.
Sigamos habitando nuestro cuerpo.
Hagámonos presentes en nuestra vida.
Seamos.
Disfrutemos.
Amemos.
Nuestros hijos nos guían.
Gracias a la niña naranja.
Y a su madre verde mar
Por ofrecerme la dicha de ser testigo del milagro del amor.
Y por recordarme que también yo
SOY MADRE
Andrea Díaz Alderete
Consciencia Madre