Sensibilidad y Pertenencia

 

Estamos viviendo un tiempo de profunda limpieza.
En medio de esta limpieza ubiquemos esta sensación profunda que nos ha acompañado durante años acerca de pertenecer o no pertenecer.
Ese anhelo constante de ser parte de un algo, un grupo, un sistema, y en el que siempre nos hemos sentido fuera o de prestado.
Esa sensación de que nunca encajamos.

Tal como lo hablamos en este Video nuestro primer lugar de pertenencia es
La madre.
El árbol que la madre es, el árbol fuerte arraigado y seguro donde queríamos posarnos hasta aprender a sacar nuestras propias raíces y sostenernos.
Un proceso que en los niños empieza a ser muy evidente a partir de los siete años.
Esa sensación de que ya se ha asegurado el niño al espacio de la madre, de que ya puede separarse sin miedo.
Este tipo de movimientos depende sin duda de cada niño (1).
Pero cómo no comprenderlo en función de su energía.

Los niños más sensibles necesitan con fuerza arraigar porque tienden a lugares más volátiles o etéreos necesitan sin duda una madre arraigada, segura, sostenedora y amorosa abierta a su propia sensibilidad y sensible también, sostenida por la Madre Tierra.

¿Qué reto no?

La mayoría de las mujeres más sensibles no hemos podido bajar a este plano del todo y poner la seguridad adentro con fuerza y nos hemos sentido y nos sentimos aún desbordadas por nuestra propia emocionalidad, ahogadas en aguas profundas o evadidas en planos aéreos con grandes cuotas de desapego a la realidad.

Otro porcentaje de mujeres sensibles nos hemos cerrado en fuerza, en máximo esfuerzo y en lucha sin cuartel por obtener logros, o cerrado en murallas impenetrables o en lugares de altísima intelectualización.
Lugares todos que nos invitan a olvidarnos del mundo interno.

En todos estos casos hemos construído un refugio, un «árbol y raíz falso» que ahora también nos priva del propio arraigo real y el de nuestro hijito/a.

Así que van llegando estos tiempos en que aunque la pertenencia no haya sido el territorios conocido, el llamado profundo de esta tierra que es La Madre es a que reconozcamos dentro nuestro la posibilidad de
SOSTENERNOS
TENERNOS
PERTENECERNOS

Hoy más que nunca podemos empezar a sentir nuestros pies arraigando, hundiendo las raíces en La Madre que se abre a nosotras negra, fértil y blanda.
Y nos recibe como una gran mano amorosa ansiosa de sostenernos.
Podemos meter nuestras raíces hasta el centro mismo de La Madre, donde está el Fuego Sagrado, que es nuestra propia Potencia.
Podemos hacerlo.

Que tu camino de consciencia sea:

Ver, Doler, Abrazar, Soltar y Avanzar.

Llegó la hora de avanzar.

 

Como siempre
Te acompaño

Andrea Diaz Alderete

Consciencia Madre

 

(1) Puedes escuchar más de esto en este Video

Arte (inconcluso): Árbol que Nutre y se nutre del fuego Sagrado de la Madre Tierra

Andrea Diaz Alderete @consciencia_madre

 

 

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©Todos los contenidos de esta publicación son propiedad intelectual de Andrea Diaz Alderete y Consciencia Madre. www.conscienciamadre.com.

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