Cultivemos la confianza con nuestros hijos.
Hablemos de lo que nos preocupa.
Lo que sentimos y pensamos en ciertas circunstancias.
Abramos espacios de charla sin juicio.
Al pasar.
Mientras caminamos al parque.
Mientras cocinamos.
Sin intención excepto que la de comunicarnos.
Cómo cuando hablamos con un amigo.
Estamos charlando.
No interrogandole.
Le contamos cómo nos sentimos.
Y escuchamos cómo se siente.
Esta práctica ayudará a que el niño comunique fácilmente cualquier situación incómoda a la que está expuesto.
Diga claramente que algo extraño ha sucedido.
Escuchar a nuestros hijos es uno de los elementos más importantes para prevenir cualquier tipo de abuso.
Escuchar y amparar.
Acompañar y no soltar a los niños pequeños a situaciones que aún no pueden manejar.
Observar situaciones de riesgo.
Un niño acompañado difícilmente sufre una situación así.
Al menos no de forma sistemática.
Porque los padres rápidamente se dan cuenta de que algo raro sucede
De que algo ha pasado, algo ha cambiado.
Escuchar y acompañar.
Dos claves sencillas.
Pero que en este mundo loco sistematizado
A veces se nos escapan.
Andrea Díaz Alderete
Consciencia Madre
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