Para hablar de verdad tendríamos que empezar por saber y reconocer que una cosa es lo que pasa afuera de nosotros, en el mundo material, y otra, la percepción de esa realidad que tenemos los seres humanos (tantos como existan), por ello Laura Gutman habla de la verdad objetiva y la verdad subjetiva.
La verdad objetiva (lo que pasa): Se refiere a la realidad, a aquello que sucede y acontece por fuera de la persona y que podemos percibir con alguno de nuestros sentidos físicos (percepción física): lo que tocamos, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que saboreamos y lo que olemos, es decir lo que acontece a nuestro cuerpo físico o aquello que sucede en la realidad.
A esta verdad tenemos acceso desde antes de nacer, cuando en el vientre de nuestra madre empezamos a tener experiencias sensoriales.
La verdad subjetiva (lo que Me pasa): Se refiere a la realidad interior, a aquello que acontece a la persona a través de su percepción emocional, mental o espiritual, ésta puede variar en el tiempo de conformidad con los cambios y transformaciones que atraviesan a la persona.
La habilidad de manifestar aquello que nos acontece interiormente se va desarrollando desde el momento en que nacemos hasta nuestra muerte. En los primeros años usamos exclusivamente el lenguaje no verbal que no desaparece jamás, posteriormente aparece el habla y ésta se convierte en nuestra herramienta fundamental para comunicar eso que “sentimos” o “pensamos” de la realidad.
Esto trae una cuestión fundamental y es que la verdad nunca es una sola, la verdad estará siempre determinada por quién interprete la realidad. Por supuesto existen algunas cosas en las que la mayoría de intérpretes nos hemos puesto de acuerdo por medio de leyes, teorías, ciencia, etc. Sin embargo, la verdad siempre será “verdadera” para la persona que la interpreta. Esta aclaración es importante en este espacio porque estamos constantemente hablando de “verdad” o más bien de “nuestra verdad”, la que hemos creído hasta la actualidad y la que iremos descubriendo a medida que recorramos este camino.
Las madres somos intérpretes del universo infantil
«La magia de las palabras logra acercar el mundo sutil del niño pequeño y el mundo concreto de los adultos. Usemos las palabras, ya que traducen lo que pasa» Laura Gutman
Cuando nacemos solo SENTIMOS, estamos conectados a nuestro ritmo vital, a nuestro cuerpo, no tenemos aún las posibilidades de “interpretar” mentalmente las sensaciones de nuestro cuerpo y los sentimientos o emociones, tampoco manejamos aún las palabras que nos permiten con el tiempo comunicar nuestra verdad.
Nacemos “nuevos”, estamos experimentando muchas sensaciones interiores y exteriores diversas y no tenemos ni idea de lo que eso significa, únicamente sabemos que “algo” sentimos y lo manifestamos, al principio a través del llanto, de la risa y cuando vamos creciendo adquirimos otras formas de manifestar.
Mamá, en ese mundo material es quien pone palabras a nuestras manifestaciones, si lloramos, ella lo atribuye a alguna cosa del mundo, nos habla, se siente cálida o tensa, nos abraza o llora, nos habla alto o suave, nos trasmite con su lenguaje verbal, pero sobre todo con el de su cuerpo y alma eso que sentimos y así de a pocos ordenamos el caos del cual provenimos.
Nombrando lo que sucede. El derecho a la verdad
“Todo ser humano tiene la misma capacidad de comprensión desde el día de su concepción hasta el día de su muerte” dijo hace muchos años la pediatra y psicoanalista francesa Francoise Dolto. La comprensión no tiene que ser demostrada con una respuesta verbal. Que los niños pequeños no puedan utilizar el lenguaje verbal, no significa que no lo comprendan”. Laura Gutman.
Nombrar LO QUE PASA (la verdad exterior – objetiva)
«¿Por qué es necesario hablarles a los niños? Porque la verdad concreta dicha con palabras organiza el entendimiento de los niños y construye la estructura emocional sostenida por la lógica. Las palabras con sentido lógico son mediadoras entre los niños y el mundo». Laura Gutman
- Nombrar las percepciones físicas: Ya sabemos que el bebé nace y empieza a descubrir el mundo a través de sus percepciones físicas (lo que huele, lo que ve, lo que toca (sensaciones del cuerpo en general), lo que escucha, lo que prueba (el sabor). Esas percepciones generan en el bebé un estímulo, pero él o ella no saben de qué se trata, es algo que nunca habían percibido (calor/frío, saciedad/hambre, dolor, miedo, caricias, etc). Nombrar estas pequeñas cosas que a nosotrxs como adultxs nos resultan TAN obvias, es supremamente tranquilizador y vincular para el bebé. Eso se llama frío, estas son tus manos, lo que sientes es cansancio, tienes sueño, estás alegre, duele, te gusta como se siente esa textura en tu mano?
La palabra como mediadora entre lo que pasa y el bebé puede ser usada desde siempre, no solo por el bebé sino porque así el adulto también está aprendiendo y nutriendo la comunicación con ese ser. A veces nombrando lo obvio para ellxs nos damos cuenta de las pequeñeces que obviamos.
- Nombrar lo que sucederá: Al nombrar anticipadamente lo que va a suceder generamos un orden que a ellxs les permite ir comprendiendo tranquilamente el concepto de tiempo y espacio. “a diferencia de los adultos, ellos no cuentan con el concepto abstracto de tiempo y espacio, por lo tanto las situaciones más banales tienen que ser anunciadas una y otra vez antes de que sucedan. Incluso a los niños un poco más grandes los podemos ayudar con referencias puntuales, por ejemplo “antes de comer va a suceder tal cosa, cuando vuelva papá de trabajar haremos tal otra” (Laura Gutman).
- Nombrar lo que sucede: Lo que le pasa a mamá (está enojada), a papá (está preocupado), a los abuelos (están enfermos) hace parte de la verdad objetiva del niño, que mamá está enojada es algo que acontece en la realidad objetiva y subjetiva (por la fusión emocional del niño).
Si mamá está enojada, papá preocupado y los abuelos enfermos, esa es mi realidad en ese instante en el que pido a gritos querer jugar, si nadie la nombra, me quedo como bebé/niñx sintiendo que algo pasa sin saber muy bien qué pasa.
Cuando nombramos y al nombrar el exterior para acompañar el proceso de comprensión del mundo material a nuestra hijx, la separación emocional mamá/bebe, bebe/entorno sucederá con mucha más facilidad y naturalidad.
Lola Rodriguez
lolarodriguez@conscienciamadre.com
Consciencia Madre
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