Todo comenzó con el nacimiento de mi hija, ya lo saben, y nada me ha ayudado tanto como revisar mi propia Biografía Humana (BH), algo que aún está en activo, cada día de mi vida, en mi propio hogar, con mi propia tribu.
He recorrido muchos senderos para des-cubrir una parte más auténtica mía que yacía (y yace aún) escondida debajo de muchas máscaras, pero cada día tengo más clara la profunda certeza de que soy algo mucho más grande que sólo lo que mi Mente Dice que Soy o incluso de lo que mi Mundo Emocional Siente.
La BH me ayuda a hacerme cargo de mi propia Vida, sin culpas, sin responsabilizar a los demás de mis lugares propios, a SER ADULTA.
Es mi mapa. No me pierdo. Puedo explorar los lugares más terrenales y los lugares más elevados. Puedo irme de viaje al centro del universo, pero sé cuando ese viaje es guiado por mi SER y cuando es una pequeña treta de mi querido Personaje que todavía necesita ser mi identidad.
La BH es mi HOJA de RUTA.
Cuando algo de mi Personaje me lleva al sufrimiento, simplemente miro con Mente Amplia y detecto que partecita mía aún está mandando. Ahí pongo la flecha, y se desarma, siempre se ha ido desarmando.
Algunos lugares han llevado un instante, otros años, y a otros aún ni los conozco. Pero en este camino he crecido, he aprendido a amar de una manera que jamás imaginaba, he reconocido el dolor de la infancia.
He abrazado el amor de mis padres, el de mis hermanos, mirando con corazón abierto el dolor de todos los que vivimos en este sistema y reconociendo lo que sí me pertenece: el amor que me han brindado.
Me he hecho parte de Mi misma, sin necesitar la pertenencia, y cuando aparece la necesidad de pertenecer, me abrazo, me abrazo fuerte, a esa niña que aún se cree que algo puede estar por fuera del mundo enorme que habita en su interior.
Me abrazo, me lloro y sigo.
Siempre sigo.
He aprendido a sostenerme.
He descubierto violencias que tampoco imaginaba; me he encontrado con mi guerrera implacable, con mi autoritaria y controladora, con mi víctima llorona.
A todas las he ido abrazando, reconociendo (no sin dolor) dándoles lugar e invitándolas con profunda observación a retirarse.
He encontrado compañeros de ruta maravillosos, me he cambiado de profesión, de domicilio, de vida entera.
No puedo estar más agradecida por todo lo que esta ventanita me ha brindado.
Un camino directo al centro de mí, que recorro con entereza y apertura cada día, abrazando el amor que soy y lo que la vida me ofrece en cada paso.
A este viaje te invito.
Si así lo sientes, te acompaño.
Andrea Diaz Alderete
Consciencia Madre
Gracias a mi Hija, guía infinita en mi camino, sin ella nada de esto sería parte de mi existencia.