En general las mujeres nos debatimos entre campos energéticos separados.
Los deseos están separados:
Madre-Mujer
Madre de Un hijo-Madre de Dos (o más) hijos
Madre-profesional
Y un largo etc.
Dentro de nuestra estructura psíquica hay lugares estanco con respecto a los deseos.
“Lo que deseo no se puede”
Por eso el fuego adentro siempre parece desintegrado, tan desintegrado que algunas de nosotras hemos perdido hasta el registro de lo que deseamos.
Y si en algún momento hemos logrado conectar con lo que deseamos entonces nos asalta el:
“Por fin sé lo que deseo, pero eso que quiero No puedo”
Son creencias, sensaciones profundamente arraigadas en lugares que ni siquiera reconocemos.
Somos una mujer de pie en el centro con una, dos, tres o cuatro o más flechas todas tirando hacia fuera.
Hijos, Marido, Trabajo, Profesión, Amor, Romance, Diversión
Todos mirando hacia lugares diferentes y nosotras en el centro
Y es que no sabemos (aunque muchas lo intuímos y sentimos con fuerza) que el fuego, la inspiración y el deseo siempre son una invitación.
Una invitación a dejar un lugar que conocemos.
A transmutar algo.
Una invitación a integrar algo, algo que creemos que No se puede o No se debería.
Y es por eso que da tanto miedo.
Para poder integrar algo nuevo hay que hacer un espacio
y una parte de nosotras ha de morir.
Es una muerte simbólica.
Antes de ser Madre era una trabajadora.
Antes de ser Madre era una Mujer sensual.
Antes de ser Madre de dos o tres hijos era la madre abnegada y amorosa de uno.
Antes de ser Madre me divertia los fines de semana.
Ahora soy madre de hijos deseantes, demandantes de atención.
Ahora soy madre que quiere acompañar las necesidades de sus hijos, cubrirlos con un halo de protección.
Ahora me empeño en atender, sostener, amar, entregar y abrazar….
¡¡¡y me gusta!!!
Y de pronto por la noche aparece de nuevo el deseo guardado desde antes del Ahora; y es un deseo que me invade, que me hace sufrir.
Este pensamiento de que estoy dividida entre lo que ANTES ERA y AHORA SOY, y el deseo guardado y escondido de volver a ser (o sentir, casi siempre se trata de sentir) eso que antes sentía.
Un deseo postergado que se queda vivo durante meses, años y desde allí nos drena y nos frustra.
Ahora ya más adultas podríamos intentar un camino más saludable. Podríamos intentar dejar morir la forma en la que ese deseo se manifestaba y actualizarlo a la mujer que hoy soy.
Actualizar el deseo para ver que se sentía cuando era:
Una mujer sexy
Una mujer deseante
Una mujer trabajadora que disfrutaba de su trabajo
Una mama disfrutando de una única maternidad
Para llevar esa sensación a este nuevo espacio donde ahora también soy otra cosa.
No actualizar el deseo nos deja ancladas en esa sensación de tiempo atrás, de: «deseo ser la mujer sexy y deseada, deseo ser la madre amorosa que era, deseo ser la trabajadora brillante»; y esos pensamientos todos los días nos dan una punzada.
La punzada de lo que yo deseo pero que no se realiza,
no es una realidad
Y esa punzada nos trae sufrimiento. Le ponemos mas energía a lo que fuimos hace años que a lo que somos hoy, incluso que a lo que quisiéramos ser mañana.
Pensemos en cómo hemos de evitar ese circuito tan doloroso y sufriente.
Volvamos entonces a la muerte del deseo que pasa por atravesar profundamente la convicción de que aunque yo quiera salir a bailar y ser la mujer sexy, la profesional, la madre de uno, no puedo hoy ya hacerlo en el formato en que lo hacía antes.
Y llorarlo y doler ese espacio de desgarro, por lo que ya no se tiene.
Porque una vez atravesado sí puedo empezar a pensar y a sentir cómo es que yo podría ahora con esta maternidad, con este segundo hijo, sentir eso que antes tanto me hacía vibrar.
Cómo en medio de esta tempestad agregar un lugar de disfrute tan fuerte que me haga sentir vibrante.
Porque podría irme allí donde mi deseo se quedó guardado y recoger de allí el impulso, la inspiración, el fuego y volver a ver de qué se trataba eso que deseaba:
¿Era nutrición?
¿Era protección?
¿Era conexión?
¿Era disfrute?
¿Era energía vibrante?
¿Que era eso que me impulsaba?
Y ¿puedo actualizarlo?
¿Hacerlo real hoy?
¿Convertirlo hoy en algo tangible con esta realidad que tengo?
El fuego no se apaga.
El deseo no se apaga.
Se queda escondido drenando una parte importante de nuestra energía vital, anclándonos a un sufrimiento que nos debilita.
Hacernos cargo de ese deseo HOY es Vital.
Y una aventura.
¿Vamos?
¡¡Nosotras nos animamos!!!
Lola Rodriguez Salazar
Edición y redacción: Andrea Díaz Alderete. Revisado y actualizado 23 de Junio 2022
Consciencia Madre
Reflexiones del Círculo para Acompañar Al Ser (Fuego)
Imagen: Pele: la diosa Hawaiana de los Volcanes.
El oráculo de las Diosas dice:
¿qué parte de tí tratas de ignorar?
¿qué parte de tí ha estado demasiado ocupada en satisfacer a otros, en detrimento de escuchar los sonidos de tus propios ritmos?
¿no merecen tus sueños el mismo respeto que concedes a todos y a todo lo que amas?
Escucha tus sueños, pondrán en erupción el volcán de la pasión en tu vida.
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